domingo, 13 de marzo de 2011

Crear ciudadanía


*Harold Soberanis

Ahora que estamos en un año electoral, con todos sus slogans, frases vacías, promesas que no se cumplen y cancioncitas cursis, es momento para detenernos un momento y reflexionar sobre el papel que, como ciudadanos o algo parecido a ello, nos toca jugar. Me atrevería a pensar que la mayoría de personas son conscientes de que no tenemos mucho de donde escoger, entre los “distintos” candidatos, digo, y que lo único que nos queda, triste realidad nuestra, es seleccionar al "menos peor".

Sin embargo, a pesar de que la realidad no nos deja espacio para el optimismo, creo que es necesario insistir en una idea que, en otras ocasiones, ya he mencionado. Ésta, es la de la necesidad de hacer de los habitantes de este país, personas más críticas, más politizadas y más independientes de pensamiento. En resumen, de lo que se trata es de crear ciudadanía. Ser ciudadano se refiere no sólo al hecho de cumplir 18 años y tener cédula (o DPI, que para el caso es lo mismo), sino, sobre todo, al ser conscientes de la importancia del papel que jugamos en la sociedad buscando con nuestros actos el bien común.

Hace un tiempo escribí que la política es tan importante que no podemos dejarla únicamente en manos de los políticos. Vuelvo a insistir en esto porque precisamente de nuestra indiferencia se alimentan estos politicastros que nos desgobiernan. Cada cuatro años se acuerdan de nosotros y nos prometen el cielo y la tierra, aunque sería más correcto decir “el infierno”. Y como nosotros no queremos mancharnos, por aquello de que “la política es algo muy sucio”, son siempre esos mismos politiqueros, marrulleros y cínicos, quienes ocupan ese espacio que nos negamos a reconocer como nuestro. Y ahí tenemos siempre, cada cuatro años, el mismo desfile de caraduras: aquél que ya fue presidente y luego alcalde, fascista que nos invita a retroceder; el otro, que jura acabar con la violencia, cuando de eso vive; éste, que cobijado a la sombra de la socialdemocracia, insiste en combatir la pobreza, cuando de lo que se trata es de combatir a los privilegiados de siempre; más allá, aparece uno investido de académico que no tiene ni la más mínima idea de lo que es la política; y por este lado, asoma otro que se aprovecha de los ancianos a quienes ve como peldaños que lo llevarán al trono. Y en medio de esta fauna variada y decadente, hay un ejército variopinto y amorfo.

Decía más arriba que de lo que se trata, al hablar de crear ciudadanía, es de ser más críticos, politizados e independientes de pensamiento. Ser más críticos significa que analicemos, sopesemos, hagamos conexiones conceptuales y saquemos conclusiones. Ser personas más politizadas, quiere decir ocuparnos más de los asuntos públicos, inmiscuirnos en lo que como sociedad nos atañe. Muchos piensan que la politización de las personas es algo negativo porque asocian dicho término con el hecho de pertenecer a un determinado partido político (que dicho sea de paso, en Guatemala no tenemos partidos políticos. Si mucho llegan a clubes de amigos o compadres, jugando a la politiquería). El pertenecer a un partido político no es nada malo, pero sólo es una parte de lo que yo llamo politizarse, y no el todo. Cuando hablo de que debemos politizarnos, me estoy refiriendo al hecho de asumir nuestra naturaleza de ser social. Como bien nos definió Aristóteles, los seres humanos somos animales políticos (zoon politikón), en el sentido de que sólo en sociedad nos realizamos plenamente. Aislados, somos seres incompletos. Pero también significa que tenemos la obligación moral de involucrarnos en los asuntos públicos, participar activamente, no ser indiferentes de lo que acontece, no dejar que los otros decidan por mí. Los anteriores elementos nos llevarán a ser independientes, tanto en el obrar como en el pensar. ¿Cuál de los tres elementos es más importante? Los tres, pues su interrelación y/o articulación, se da en el mismo nivel, y uno sin los otros no logra su objetivo que es el de crear ciudadanía.

Ahora bien, ¿cómo lograr ser verdaderos ciudadanos? ¿Cómo hacer que nuestra participación sea positiva? ¿Cómo construir una sociedad mejor, más justa y equitativa?

Considero que uno de los factores que pueden contribuir a que alcancemos nuestro objetivo es la educación. Hay otros elementos, pero creo que uno que juega un papel fundamental en este proceso es la educación. Empero ésta únicamente alcanzará su objetivo si es una verdadera educación. ¿Qué entendemos por esto? Pues una educación que nos estimule a pensar por nosotros mismos, que nos enseñe a dudar de lo que percibimos en el mundo que nos rodea y de lo que hemos aprendido (como la duda cartesiana), que fomente en nosotros la creatividad, el disenso, el pensar lógico. Claro que una educación que forme hombres libres es algo que no les conviene a los representantes de nuestra selva seudopolitica, pues eso significa que seamos personas que les cuestionemos y exijamos.

Lo anterior no es una tarea fácil, pues el esfuerzo comienza en nosotros mismos y se extiende a los jóvenes, que son la mayoría. Empero, es un trabajo que debe comenzar inmediatamente. De otro modo no nos quejemos del país que tenemos y de quienes nos dirigen. No nos quejemos de que cada cuatro años nos engañen y nos utilicen esos politiqueros que lo único que buscan es satisfacer sus deseos mezquinos. Es momento de comenzar, mañana puede ser muy tarde.



* Profesor titular de Filosofía, Departamento de Filosofía, Facultad de Humanidades, USAC.